domingo, 7 de marzo de 2010

El enterrador

Por fin tengo un trabajo que me mola. Trabajo en una disco de jueves a domingo, siempre de noche. La Star Boutique es un garito exclusivo, tan exclusivo como para tenerme currando a mí en él. Aquí solamente entran tías buenas, famosos, ejecutivos, políticos y gente así. Es como un club donde gente con pasta bebe, fuma y se mete.

No soy tan especial, o quizás sí, pues nadie tiene huevos a hacer lo que yo. Siempre hay alguien que termina grogui, tirado en un rincón o jodiendo al personal. Me llamo Jaime, pero solamente el jefe me llama por mi nombre, el resto de cabrones me llaman “Enterrador”. La verdad es que me la suda. Al principio me jodía, pero ahora me mola. El curro consiste en, si hay suerte, pasarme la mitad de la noche en el office viendo películas. El cine negro es lo mío, detectives duros pero amargados, machacas duros pero sin cerebro, tías buenas, tontas o listas, pero siempre a los pies del jefe, gángsters que no dudan en meterle una bala al chivato y sí, siempre hay un chivato capullo que jode la cosa, no te puedes fiar de ellos. Me molan las de blanco y negro y cada vez me gusta más la música jazz. Ahora me cansa el house, el tecno-dance, bacalao y esas mierdas. Me acomodo en el cuartito de las bebidas, enchufo la tele y me arrimo un café. Sí, ya sé que lo que toca es una birra y lo mejor es un güisqui. No, no me equivoco, también se escribe güisqui. Me costó cien pavos averiguarlo, pero el muy listillo buscó un diccionario y me lo estampó en los morros. Joder pues es verdad: “Güisqui.(Del ingl. whisky, y este del gaélico uisce beatha, agua de vida).1. m. Licor alcohólico que se obtiene del grano de algunas plantas, destilando un compuesto amiláceo en estado de fermentación”. Ahora el listillo me ayuda a escribir esto y dice: “Como en las películas. Tú hazlo como en las películas”.

Cuando le dije al jefe que quería un curro, me miró desde los pies hasta la cabeza, que está a casi dos metros de altura, y supe que terminaba de portero. Me preguntó que coche tenía y si tenía navegador GPS ¿Para qué quería un portero coche y GPS?, pero asentí con la cabeza.
Cuando alguien coge una trompa que no veas, lo meto al coche y lo llevo a su casa. Un trabajo de mierda. Lo normal es que se poten encima, o peor, me poten a mí. Si está fuera de combate, busco las llaves, entramos en casa y los dejo sobando en el primer sitio que encuentro. Los entierro en el sofá, la cama o donde sea. Tampoco voy a arroparles y contarles un cuento; ¡juas!, para lo que se iban a enterar.

A veces el tío o la tía no van tan pasados y me cuentan su rollo: si su jefe es gilipollas, si las ha dejado el novio, si les ha ido mal el negocio o si el concejal es un cabrón. Sé cosas que pueden complicarle la vida a más de uno. Yo me limito a escuchar, asiento con la cabeza y de vez en cuando afirmo en voz alta. Poner música jazz suele tranquilizarlos, aunque siempre hay el típico, que todavía está de subidón, y me dice no sé qué de la mierda de música. Me la suda; si quiere, que se baje del coche y se busque la vida. Se ponen chulos y me vacilan. Paro el coche y, como en las películas, los saco a empujones. Lo normal es que terminemos a palos.
Todavía no entiendo por qué, después de una buena samanta de ostias mutuas, tampoco soy un saco, terminan asegurando que son mis mejores colegas. Se empeñan en invitarme a todo y se ponen pesados y empalagosos. Supongo que les hacía falta desahogarse con un par de ostias, pero acaban calientes. Que se jodan por gallitos.

Las tías... sí, a alguna me he follado, pero nunca en el curro. No he tenido muchos rollos, pero desde que “entierro muertos” y visto con un abrigo de cuero negro pasado de moda parece que les mola. Se ve que les pone y las hay que, en vez de ostias, quieren que les caliente la cama. Cuando las subo a casa, me soban, me quieren invitar a un trago y me cuentan sus movidas. Joder que triste, si estuvieran serenas no le harían caso a mi fea cara. A la primera sí me la pasé por la piedra, pero estaba tan borracha que no creo que se enterara. Me pareció una putada. Los de las pelis, son tipos duros, pero unos caballeros y eso fue de cabrones. Terminé y me fui. La tipa no me dijo nada cuando me volvió a ver.

Las hay que después de contarme sus penas y de rechazar sus mimos, me llaman al día siguiente para invitarme a café. Soy un caballero, pero no gilipollas. Voy por si alguna me lo agradece y me la tiro, aunque lo normal es que no estén acostumbradas a tíos peludos y la cosa no vaya más allá de un café y un gracias por no dejarla tirada. No saben que es mi curro y que me da igual, dejarlas en casa o a la vuelta de una esquina. Pero quizás por eso vuelven a la Star Boutique. Aquí se les trata bien, saben que pueden pasarse de rosca y amanecer en su casa, y no tirados en la calle.

Acabo de tener mi primer rollo chungo. Entierro a un habitual de los viernes. Su mujer nos espera medio en bolas y no hace nada por taparse. Me indica el sofá con el dedo y dejo al tío ahí tirado. Ella me pide que le ayude a quitarle la ropa y lo dejamos en calzoncillos, pero cuando me doy la vuelta ella le pega una patada en los cojones... ¡Dios que daño!. Menos mal que va anestesiado pero aún así gruñe, se retuerce y termina despertándose. Yo la sujeto por las manos para que no le dé más. Me insulta y me dice que me large y que eso no es cosa mía. Tiene razón, por mí como si lo revienta; no va conmigo. De repente siento un golpe que te cagas en la espalda. El tío se ha levantado, ha cogido un palo de golf y me ha dado con él. Balbucea y escupe algo sobre que le quite las manos de encima a su mujer. Me doy la vuelta de mala ostia y me atiza otro golpe en toda la jeta. Me cago en sus muertos y le parto la cara. Ella grita y dice que va a avisar a la policía. Los mando a la mierda y me largo dando un portazo.

Mi jefe me tranquiliza y me dice que no me denunciarán. Sé demasiado y a nadie le interesa que se enteren que lo han llevado borracho a casa después de una juerga.
Es un trabajo peligroso y sucio, pero que requiere un tipo de confianza. Nunca seré un chivato, pero este es un trabajo de mierda.

Autor: Gregorio Sánchez. Marzo 2010.

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Creado a partir de la obra en http://relatosgregorio.blogspot.com.es/2010/03/el-enterrador.html.

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