domingo, 30 de noviembre de 2008

El regreso del héroe

Cansado, sucio y hambriento, el héroe caminó hasta lo alto de la colina desde donde divisaría por fin su pueblo, su hogar. Tirando de las riendas de su caballo, lo obligó a avanzar por el empedrado camino, al cual por cierto le hacía falta una limpieza de matojos. Las fuerzas del también fatigado animal estaban reservadas para descender la colina cabalgando y hacer una entrada triunfal.
Había estado de viaje demasiado tiempo, demasiados caminos, demasiadas batallas, demasiadas penurias. Se paró a tomar aliento. Aquel caballo cabezón ya no atinaba a colocar una pata delante de otra y la empinada senda hacía que todavía fuera más pesado de arrastrar. Con un último esfuerzo llegaron a la cumbre desde la que se divisaba todo el valle con el río de aguas frías y cristalinas atravesándolo, y con su pueblo situado en una de las laderas, o por lo menos lo que quedaba de él.

Desde su elevada posición podía divisar claramente el estado ruinoso de la villa. Las pocas casas que quedaban en pie habían sido arrasadas por un gigantesco incendio. Los puentes que cruzaban el río yacían bajo las aguas. Los fértiles campos estaban tan descuidados que habían vuelto al estado salvaje de sus ancestros. Eran el marco de una dantesca escena donde se mostraban, en los lindes del camino, los esqueléticos cadáveres de sus paisanos, todavía colgados de los árboles que, en otros tiempos alegraban los paseos entre sus verdes ramas. Pero lo que más le entristeció, lo que más le dolió fue que su estatua estaba destruida, convertida en cascotes esparcidos por toda la plaza.

¿Qué había pasado? No lo sabía con exactitud.
Desde su atalaya miró a lo lejos. La visión de la llanura, al pie de los primeros montículos le recordaron cuando siendo todavía un niño, las sanguinarias hordas del General Lobo asaltaron su pueblo. Los ancianos organizaron una milicia para evitar la incursión y él tuvo la suerte de que su lanza fuera la que empalara al caballo del General, provocando así su caída y muerte. Los bárbaros, pasaron de atacar el pueblo a enfrentarse en feroz lucha por suceder a su caído General. Los supervivientes fueron abatidos mientras su propia descoordinación los hacía huir en desbandada. Él fue felicitado por su valentía y recompensado con una flamante espada.

¿Quién había arrasado su pueblo? No podía saberlo.
Giró la cabeza y contempló las Montañas de Poniente, donde tenía su castillo el Barón Medianoche. Muchos años hacía desde que él mismo liberara al pueblo de su terrible yugo, muchos años desde que su juvenil barbita corta provocara las risas de los guardias que inmediatamente cayeron fulminados, dejándole libre el acceso al interior y permitiéndole acabar así con el sádico Barón. Todos lo aclamaban como el joven salvador cuando apareció con la cabeza del opresor clavada en la punta de su espada.

¿Cuándo ocurrió el desastre? Era incapaz de determinarlo.
Tanto el General Lobo, como el Barón Medianoche, estaban muertos y se decía que la única que podía volverlos a la vida era la bruja del pantano oscuro. La malvada bruja vivía en su torre custodiada por sus bestias encantadas. Quizás no fuera capaz de volver a la vida a nadie, y quizás sus guardianes eran simples animales. Fue necesaria una dura lucha para vencer a la bruja que fue devorada por sus propias bestias hasta que él la ató a su caballo. La llevó a rastras hasta la plaza del pueblo donde sus restos fueron arrojados a una gran hoguera. Su arrojo quedaría esculpido en dura roca.

¿La masacre fue cuándo salió del pueblo o cuándo ya estuvo lejos? Demasiadas preguntas que se quedarían sin respuesta.
Ejércitos invasores, bandidos, monstruos… todos habían sido vencidos, derrotados y aniquilados por él. No había rival suficientemente fuerte. El era el héroe yla estatua erigida en la plaza del pueblo así lo demostraba. Ya no había enemigo con quién medirse y decidió buscar más allá del valle retos a su medida dejando confiadamente el pueblo, sin saberlo, a merced de cualquiera. Pero el mundo es muy grande y los enemigos numerosos, algunos imposible de derrotar, incluso por él. Y decidió regresar al lugar donde él era el héroe invencible. Su hogar.

No tenía respuesta a las preguntas. No sabía qué, quién ni cuando.
Soltó las riendas de su caballo y cayó de rodillas en el suelo mojado por sus propias lágrimas. Había descubierto la capacidad de llorar y lejos de consolarlo, le producía más rabia, al darse cuenta que no quedaba nada. Ni pueblo, ni gente, ni estatua. Maldijo a aquellos dejados, incapaces de luchar por si mismos, incapaces de defenderse, totalmente dependientes de él. Se marchaba de viaje unos años y el primero que asomaba, arrasaba con todo a su paso. Se lo tenían merecido por inútiles.

Con la mirada gacha se alzó y ya erguido contempló sus propios pies desde la altura. Por lo menos él estaba entero aunque lo único que quedaba del héroe que fue, eran los pies de su preciosa estatua. Ya nadie le aclamaría, nadie le vitorearía, nadie le recordaría. Solamente había un pasillo triunfal de silenciosos cadáveres cuyo único movimiento sería mecerse en sus cuerdas al son del viento. La capa que estaba destinada a ondear victoriosa, ahora la utilizaría para refugiarse del repentino frío que le recorría el cuerpo. El estremecimiento provocado por las almas de sus vecinos que le culpaban de haberlos dejado a su suerte. El cansancio y el hambre le hacían ver a tétricos fantasmas que le señalaban con sus translúcidos dedos, aunque en el fondo sabía que no eran las almas de sus vecinos sino la suya propia la que le culpaba de haber dejado a aquellos pobres diablos a su... muerte.
Resignado a su derrota, se giró y tomó el camino por donde había venido. Su montura se había tumbado y, por mucho que tiraba, el caballo se negaba a levantarse. Soltó las riendas y tras increpar y dirigir un gesto obsceno al animal, lo dejó. Abatido, se marchó sin rumbo fijo, dejando un sinuoso surco al arrastrar su espada por el camino.

Gregorio Sánchez. Mayo 2006.
(Publicado en 2010 en el libro "Relatos de Gregorio Sánchez" de Gregorio Sánchez. I.S.B.N.: 978-84-614-0192-5 - Depósito Legal: A-409-2010)


El regreso del héroe en audiorelato






El relato en pdf: El regreso del héroe

1 comentario:

hamilkar dijo...

He vuelto a leerlo y como las otras veces me gusta mucho... me transmite la sensación de fatalidad de alguien que ha quemado sus naves sin saberlo, y pese a todo intenta volver atrás.